Cuando Edna desaparece por más de una semana, su hija Kay y su nieta Sam, llegan a su casa para buscar pistas de dónde podría estar.
Cuando la abuela aparece, no es la misma mujer de siempre y, con el tiempo, irán haciendo razón de sus cambios. Y tanto ella como su entorno envuelven a las mujeres en un ambiente pesado.
Esto detona una serie de eventos, dentro de la casa, que llevarán al trío de mujeres a enfrentarse con el pasado y tratar de cambiar su propia conciencia, incluso, un golpe de moralidad.
Una muestra de que las paredes no pueden hablar pero de algún modo tienen memoria... Y algunas paredes son un poco rencorosas.
El filme ofrece la historia de una maldición hereditaria que vaga en una línea de suspenso y un ambiente lúgubre, consonante con la música que maneja e inmerge la tensión.
Tal vez habría faltado un contraste de emociones para que se notara un poco más la intención del miedo; sin embargo, la historia, en su plano emocional y sensorial, maneja una afinidad filial pese a la evidente falta de facultades de comunicación de los miembros.
Algo muy llamativo de la película es la suma de escenas con personas ajenas a la familia, quienes van dando pequeñas pero muy significativas pistas de lo que está por venir. Cada elemento cuenta aunque mucho sea entendido con el desenlace de sucesos de la película.
Lo mejor de la película viene al final, cuando manejan el ciclo de la maldición, cómo se intenta interrumpir la cadena de víctimas.
En resumen: Relic: Herencia Maldita es una película llena de pequeños detalles que hilarán la historia y un final no apto para estómagos débiles. 👀
La película ya se encuentra en cartelera desde el 8 de abril, recuerden seguir las medidas sanitarias que se piden y #VolvamosAlCine 🎬